15/10/14

Secretos de Tocador III: El Lenguaje de las Sombrillas

1. La Moda Elegante Ilustrada. 1900

El uso de las sombrillas, aunque en un principio no fue un elemento exclusivo femenino, está relacionado con el afán de la féminas de la clase alta por proteger su piel de los rayos del sol; a modo de evitar la piel morena, considerada como distintivo de las clases bajas.

De origen Orienta, aunque su uso ya estaba en vigor en el siglo XVIII como elemento estético, pero no será hasta el siglo XIX
cuando se generaliza y se hace inseparable del traje al que acompaña, evolucionando de forma paralela a éste; creándose en los trajes femeninos una funda para guardar las sombrillas (se trata de “un bolso” enganchada al corpiño. Sería similar a la funda de una espada, solo que más grande. Imagen 2).

2. Segunda mitad s. XIX.  

LOS MATERIALES:

  • El marfil o el hueso, el metal o la madera y el celuloide se han empleado para elaborar el mango con empuñadura.
  • Para la estructura, la utilización del acero no se generalizó hasta mediados del siglo XIX. Fue en 1840 cuando Henry Holland presentó una patente de varillas metálicas. Hasta esa fecha, el material empleado para la fabricación de varillas fue la ballena.
  • La seda y el algodón se han destinado para la cubierta, sin que falten encajes y aplicaciones de pasamanería, además de ciertos tipos de paja. Pero, además, el interior de algunas sombrillas podía forrarse con tejidos de seda o de fino algodón, ocultando todo el entramado. No se trataba de un simple forro, sino que adquiere tanta importancia como la cubierta exterior. 
EVOLUCIÓN DE LA SOMBRILLA

  • Junto al Estilo Imperio, nació la Sombrilla Marquesa –perfeccionada por R.M. Cazal, quien ideó la forma de mantenerla cerrada y enrollada la por medio de una estrecha cinta, una pequeña anilla y un botón- , la cual alcanzó todo su protagonismo a mediados de la centuria, si bien todavía en 1898 su uso no se había abandonado. Este parasol se caracteriza por sus reducidas dimensiones, especialmente apropiado para ir en carruaje, con mango móvil, que se podía orientar con facilidad. Fue habitual el empleo del encaje de Chantilly o de Bruselas para la cubierta, sobre un fondo de seda.

3.Sombrilla Marquesa.
Museo del Traje.

  • A partir de los años setenta y ochenta del siglo XIX se aprecian cambios en las sombrillas. Poco a poco se abandonan las reducidas dimensiones de la sombrilla marquesa, y el diámetro de la cubierta aumenta progresivamente. No faltan volantes fruncidos, aplicaciones de pasamanerías y se introduce como novedad la sombrilla bastón, que se sostiene por el regatón, convertido en empuñadura, que se lleva consecuentemente al revés (Imagen 4). 
  
4. Sombrilla Bastón. 

NORMAS DE USO
  • Las normas de la elegancia y del decoro a lo largo del siglo XIX se ocuparon de regular el uso de la sombrilla. En el caso de hacer una visita, la sombrilla no se dejaba en la antecámara, mientras que los paraguas sí, aunque estuvieran secos.
  • La sombrilla debía elegirse de acuerdo al conjunto del traje y sobre todo seleccionar un color que sentara bien al rostro, sin olvidar la armonía entre la sombrilla y el sombrero.
  • La edad también determinó la elección de ciertos colores y tejidos. Por otro lado, las guarniciones de ricos y suntuosos encajes y bordados se reservaban para aquellas sombrillas que acompañaban a trajes de mucho vestir o para ir en carruaje. 
  • Las sombrillas de color blanco o crema llegaron a ser las clásicas, siempre de moda, y destinadas entre otros usos para el campo y la playa.

EL LENGUAJE DE LAS SOMBRILLAS

Junto con el abanico y el pañuelo, la sombrilla contó con su propio lenguaje de las diferentes posiciones, gestos y colocación:

  • Coger la sombrilla con la mano derecha significaba que le querías mucho y esperabas que se pusiera en contacto con tu familia.
  • Coger la sombrilla con la mano izquierda significaba que le detestabas y no querías que te volviera a mirar a la cara.
  • Dejarla caer al suelo significaba que te lo pensarías.
  • Abrirla súbitamente significaba que tuviera esperanzas.
  • Cerrarla súbitamente significaba que no esperase nada de ti, que todo había concluido.
  • Echársela sobre el hombro derecho significaba que sabías que te amaba y esperabas que se declarase.
  • Coger la sombrilla por ambos extremos, y con los brazos caídos por delante, significaba que estabas impaciente por su llegada.
  • Cogerla por ambos extremos, y con los brazos caídos por detrás, significaba que estabas cansada y aburrida.
  • Mantener la sombrilla plegada y sostenerla en el brazo derecho significaba indiferencia.


FUENTES:






Editado por:


 Loly P©

1 comentario:

  1. Siempre me han parecido muy femeninas, lástima que en estos tiempos no se puedan lucir.
    Las gheisas sí que sabían utilizarlas con elegancia.

    ResponderEliminar